jueves, 24 de abril de 2014

Sancho por los aires

Don Quijote salió de la venta sin pagar, Sancho quiso hacer lo mimo pero la jugada le salió mal pues el ventero y unos huéspedes lo mantearon.
Sancho gritaba y el caballero  don Quijote quiso ayudar a su escudero pero no pudo.
Cuando lo soltaron,  Maritornes le dio vino y cogió fuerzas y se marchó con su señor. Éste le dijo que no pudo ayudarle por que el castillo estaba encantado. 
Don Quijote le pidió paciencia pues pronto llegaría el triunfo y la riqueza.



jueves, 10 de abril de 2014

Una extraña visita nocturna

Como don Quijote estaba magullado  tras los golpes, la ventera y su bella hija le curaron el cuerpo y le pusieron un camastro en un aposento y Sancho también. Allí dormía un arriero que iba a ser visitado por Maritornes.
Maritornes entró por la noche a oscuras y don Quijote le hizo sentarse y el arriero que lo vio le dio un puñetazo en la boca, se echó a sus costillas y rompió la cama. Con tanto estruendo los demás arrieros se despertaron y fueron a su aposento. Allí todos pegaron a todos.
Una vez más nuestros dos héroes terminaron molidos.


martes, 8 de abril de 2014

Lluvia de palos

Después de que Sancho le ayudase a subir de nuevo sobre Rocinante, siguieron su camino en busca de aventuras.
En esta ocasión el que sufre los palos es también Rocinante; pues se acercó a unas yeguas de unos arrieros y, éstos al verlo le dieron tantos palos que lo dejaron tumbado en el suelo.
Cuando Don Quijote vio a su caballo, arremetió contra los arrieros y volvió a recibir una paliza.


jueves, 3 de abril de 2014

La espantable aventura de los molinos de viento

Iban los dos hablando de islas por el campo  de Montiel , de pronto vieron unos treinta o cuarenta molinos, que Don Quijote  se creyó que eran gigantes  que amenazaban  con sus brazos.
Sancho intentó convencerle de que eran molinos;  pero Don Quijote quiso defenderse y les atacó.
Las aspas de los molinos empezaron a moverse a gran velocidad y destrozaron la lanza del caballero que junto a su caballo Rocinante quedaron destrozados en  el suelo. 
Sancho con mucha paciencia  les ayudó para continuar con más aventuras.