Como don Quijote estaba magullado tras los golpes, la ventera y su bella hija le curaron el cuerpo y le pusieron un camastro en un aposento y Sancho también. Allí dormía un arriero que iba a ser visitado por Maritornes.
Maritornes entró por la noche a oscuras y don Quijote le hizo sentarse y el arriero que lo vio le dio un puñetazo en la boca, se echó a sus costillas y rompió la cama. Con tanto estruendo los demás arrieros se despertaron y fueron a su aposento. Allí todos pegaron a todos.
Una vez más nuestros dos héroes terminaron molidos.
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